lunes, 25 de marzo de 2019

El Alcalde de Los Baldíos

Francisco "El Cano", el corredor extremeño enamorado de Guadalcanal

Hay quien quiere ver en Guadalcanal una frontera. El guadalcanalense prefiere convertir esa supuesta frontera, que no es tal, en un nexo de unión. Lejos de los límites burocráticos que muy a menudo invierten la suma en una división, quienes tienen el privilegio de vivir en esta localidad no aprecian la diferencia y consiguen hacer de puente para que entre andaluces y extremeños no haya diferencia, para que unos y otros se sientan iguales. Y lo curioso es que lo consiguen. 
Guadalcanal es punto de unión entre dos comunidades autónomas cuyas líneas divisorias se difuminan entre nuestras sierras. Muchos de nuestros vecinos formaron familia en localidades como Fuente del Arco, Malcocinado, Llerena o Ahillones, por poner un ejemplo. A su vez también personas naturales de dichos pueblos se asentaron en nuestra localidad.
Son más las cosas que nos unen que las que nos diferencian. Entre estas últimas nuestro seseo empedernido que nadie nos podrá quitar y que no supone barrera alguna con respecto a la diferenciación que nuestros vecinos hacen de las eses y las ces.
Para plasmar todo aquello que nos une, y como ya informamos en números anteriores, el Grupo por la Recuperación del Patrimonio, en su II jornada agro-ganadera va a reforzar esos lazos de unión entre Andalucía y Extremadura, mediante un una persona muy adelantada a su tiempo.
A lo largo de su vida, cuentan, hizo muchas cosas: cogió aceituna, taló, hizo carbón, cisco... aunque su verdadera intención era poder trabajar por cuenta propia. Y lo logró.
Según sus hijas era una persona muy arrojada, que no le temía a nada y que no veía el peligro en ninguna parte. Gracias, en parte, a ello, nunca cayó.
Tal fue su arrojo que llegó a tomar en arrendamiento una finca de doscientas fanegas. La gente le tildó de loco y auguró que no podría pagarla, pero él siempre confió en sí mismo, y su mujer, a su vez, también confió en él. Tal es así que hoy día, gracias a aquello uno de sus hijos tiene una explotación ganadera de verdadera importancia.
La vida de Francisco, sin embargo, no transcurrió únicamente en aquellas tierras sino que fue una persona muy activa que siempre andaba moviéndose de un lado a otro. Al principio con una bestia y un serón.
Se desplazaba a los distintos pueblos para comprar y vender. Su principal comercio era el del carbón, aunque también adquiría y venía otro tipo de productos. De aquellas idas y venidas nació el vínculo con Guadalcanal. Este era encuentro en el que van a participar personas tanto de la Sierra Morena de Sevilla como de la Campiña Sur de Badajoz, ya que son muchos los que sintieron predilección por ambas tierras.
Uno de ellos, del que nos ocupamos en estas líneas, tenía por nombre Francisco, aunque todos lo conocían como El cano. Una persona que nació y se crió en Los Baldíos pero que creo grandes lazos con nuestra comarca y muy especialmente con Guadalcanal.
Muy pronto quedó Francisco sin su madre, por lo que de su educación quedó al frente su hermana mayor, ya que su podrá nunca más volvió a casarse. No aprendió a leer ni a escribir, aunque tampoco le hizo falta para desarrollar una inteligencia gracias al cual se fue abriendo camino a través de la vida. Todos sus logros nos son narrados por sus hijas, Toñi y Bárbara, quienes vieron en su padre uno de sus destinos preferidos y aquí haría grandes amistades que perdurarían hasta su fallecimiento en 2006.
Como señalábamos anteriormente Francisco era un ser inquieto que no veía límites. Su arrojo le llevó a comprar un televisor que en aquella época le costó tanto como hubiera costado una casa en Fuente del Arco. Aquel objeto era único en la zona, obviamente, y sirvió para que muchos vecinos acudieran a su casa a ver programas como Eurovisión o corridas de toros. Animado por sus vecinos, Francisco llegó a montar incluso una tasca.
Aunque no fuera su oficio, El cano también hizo de "practicante".
Aleccionado por el médico del pueblo, y siempre con su autorización, aprendió a poner inyecciones y permitió de esta manera que muchos vecinos de Los baldíos no se desplazaran al pueblo para ello.
Cuando tuvo que dejar el oficio en el campo se dedicó a ser corredor, lo que le permitió viajar aún más a las vecinas localidades y hacer más paradas en Guadalcanal.
Su afabilidad le permitió hacer más amistades aún e incrementar su pasión por nuestro pueblo. Cuando su hijo se sacó el carnet las visitas aumentaron, aunque la vinculación con este pueblo le acompañó gran parte de su vida.
Sus hijas estudiaban aquí, paseaban aquí. Él nunca quiso que por el mero hecho de vivir en el campo tuvieran algún tipo de desventajas sobre los jóvenes que vivían en los pueblos.
En los baldíos fue apodado como El Alcalde, debido a su implicación para con sus vecinos. Una implicación que le llevó incluso a tratar con el gobernador civil de la época. Y es que Francisco, tal y como relatan sus hijas, nunca hacía diferencias en su trato con las personas, y de la misma manera que hablaba con gente adinerada lo hacía con otros que tenían miedo.
Lo mismo entablaba amistad con jóvenes que con mayores. Eso sí, él nunca se sintió así, mayor.
Los últimos días de su vida los pasó, no podía ser de otra manera en Guadalcanal. Siguió haciendo amistades y siguió dejando su huella en todo aquel con el que se cruzó.
Hoy sus hijas agradecen la iniciativa que el Grupo por la Recuperación del Patrimonio de llevar a cabo esa unión entre el pueblo extremeño y andaluz. Una unión que ya en su día escenificó su padre, Francisco, El Cano, el Alcalde de Los Baldíos enamorado de Guadalcanal.

Redacción
GuadalcanalInformación

18 de marzo de 2019 ACTUALIDAD



Grupo recuperación de patrimonio de Guadalcanal
Marzo 2019

2 comentarios:

  1. Buen trabajo, gracias a este grupo estamos reviviendo nuestras costumbres y conociendo los monumentos e historia de Guadalcanal
    Adelante amigos

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  2. Muchas gracias desde Fuente del Arco por este maravilloso artículo, nosotros nos sentimos como VDS. parte de andaluces y parte de extremeños, conozco al amigo Enrique Torrado y si todos vosotros trabajáis por Guadalcanal como él, haréis una labor maravillosa por vuestro pueblo.
    Un saludo,
    Juan Carlos

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