domingo, 19 de noviembre de 2017

LA ALMONA

Recreación edificio siglo XIII
La Almona de Guadalcanal, tal vez el edificio más antiguo de la zona, su abandono y estado de semi-ruina nos deberían alertar a las entidades públicas, Ayuntamiento y  vecinos para una urgente solución.

Villa perteneciente desde el siglo XIX a la provincia de Sevilla y antes vinculada a Extremadura, fue entregada a la orden de Santiago en la década de 1241 y permaneció bajo su jurisdicción hasta el Siglo XIX. Son interesantes las parroquias, iglesias, ermitas y restos de hospitales con que cuenta la localidad. Pero dicha orden militar también tuvo en esta población importantes casas y bastimentos, entre los que destaca el denominado como "palacio" "cortijo" o "castillo"(aunque se desconoce su entidad real en cuanto a su condición de fortaleza), del que ha heredado el nombre el paseo (del palacio) que, con el Ayuntamiento, ocupa hoy el lugar en el que se encontraba dicho edificio. Se arruinó posiblemente en el siglo XVII y la orden compró otra casa en la calle Granillos. El citado "palacio" estaba situado en la que es hoy plaza principal de la localidad exactamente entre el edificio que creemos bastimento del pan y del vino de la mesa maestral (La Almona) y la iglesia parroquial de Santa María de la Asunción. El poder civil, religioso y por supuesto el militar, quedaban unificados bajo el mandato de los santiaguistas en los territorios que obtuvieron en época medieval lo que ha condicionado sin duda el urbanismo. 
José Hernández Díaz, Antonio Sancho Corbacho y Francisco Callantes de Terán la describieron en su famoso catálogo  sevillano e incluso publicaron sus plantas, secciones y un alzado parcial del edificio que muestra su parte central con las portadas superpuestas. Ello, sin duda investigadores, en un momento en el que este tipo de arquitectura   no "monumental" no se valoraba tanto como en la actualidad.
Transcribimos su texto, tras el que aportamos otras notas.
             "En la calle inmediata a la parroquia, es una construcción de planta ligeramente trapezoidal de sillería. Consta de dos plantas, formadas cada una de ellas por una nave con cubiertas de entramado de madera, sostenida la de la baja por arcos apuntados que arrancan del pavimento formado a modo de contrafuertes interiores. La cubierta de la parte superior de la parte superior es a dos aguas, hallándose sostenida por pilares alineados en el eje central de la nave. El frente de la construcción avanza en su parte  derecha sobre la línea de fachada para servir de asiento a la rampa que exteriormente sirve de acceso a la planta superior. Las puertas de acceso a ambas plantas se superponen en el centro de la fachada; la de la planta baja es un arco apuntado de escasa altura, que apea en impostas constituidas por un toro y una gola. La puerta de la nave de arriba precedida de un porche sostenido por pilares de ladrillos, es también de arco apuntado más peraltado que el inferior, sobre sencilla moldura de cuarto de bocel. El edificio recibe la luz por estrechas saetas, algunas de las cuales han sido ensanchadas con posterioridad a la primitiva edificación, que por sus características, especialmente por la proporción de los arcos, cabria colocar en fecha bastante remota quizás en la primera mitad del siglo XIV."
Poco tenemos que añadir a esta descripción, excepto que el edificio tal como hoy se puede ver perdido parte de sus revestimientos, no es exactamente de sillería y su cubierta es realmente a cuatro aguas. En los muros exteriores parece predominar la mampostería, abundante en la planta baja, y combinada con ladrillos en la planta alta, limitándose el uso de sillares regulares a la construcción de amplios paños en las esquinas, las portadas y algunos otros elementos puntuales, como algún vano. En ladrillo también se construyeron, además de parte del muro de la rampa adosada a la edificación y los pilares del porche que soporta, los enmarques de algunos huecos y los arcos transversales inferiores. Parece que el edificio debió asentar y moverse de forma un tanto irregular, lo que pudo estar motivado bien por el tipo de terreno sobre el que se apoya, bien por la inadecuada cimentación que pueda poseer, bien por el peso y empujes que debió soportar o por qué no también plantearlo, por la extraña ubicación de los pilares superiores que no son precisamente menudos, sobre la clave de los arcos. Analizando estructuralmente la construcción la suposición de excesivas cargas contrasta con la importancia dimensional de los arcos, dispuestos muy próximos con luces libres entre ellos que rondan escasamente los dos metros. Aún así como solución parece que se tomó la contundente media de duplicar dichos arcos trasversales por su intradós a modo de apero interior con lo que su resistencia y estabilidad quedaban más asegurada.
El edificio mide unos 29 m en línea de fachada por algo más de 11 m de fondo y cuenta con construcciones adosadas en tres de sus frentes.
También es interesante apuntar que arcos diafragma o transversales de ladrillos se utilizaron en ocasiones para cubrir caballerizas y bastimentos en otras casas de la orden en Extremadura, por lo que estamos ante un tipo de construcción en absoluto excepcional para los santiaguistas. También recurrieron al mismo sistema en algunas de las iglesias precisamente la más antiguas que de dicha institución se conservan en Andalucía.
La Almona parece que se puede identificar como el bastimento del pan y del vino de la mesa maestral por las descripciones localizadas en las transcripciones del profesor Rafael Gerardo Peinado Santaella  de los libros de visitas de la orden de Santiago, conservados en el Archivo Histórico Nacional, los informes de las inspecciones realizadas son Octubre de 1494, Diciembre de 1508 y Febrero de 1515.
En 1494 visitaron la "casa del bastimento del maestre de Guadalcanal" con un albañil que debía tasar las obras de reparación precisas en el edificio. Consta que éste tenía una "escalera" por donde subían las bestias "el pan" a la sala alta y que era preciso hacer en él numerosas obras, por ejemplo en la "escalera" que precisaba "mas allanarla" y un pretil "de ladrillo e medio de una tapia de alto porque ha acontecido caer algunos asnos desde arriba subiendo". También había que repasar diversas partes de la construcción, reponer unas puertas que estaban podridas y recorrer el tejado.
En 1508 "se menciona el edificio como bastimento del pan y vino de la mesa maestral" confirmándose que estaba en la plaza de la dicha villa y que es alto y bajo un cuerpo de casa bueno". El bastimento del vino no disponía de las tinajas "que eran menester" a lo que se ordeno poner remedio.
En 1515 se repite "que está en la placa de la dicha villa" y que "es alto e boxo todo un cuerpo de casa", en esta ocasión estando allí los visitadores apareció también Andrés de León "veedor de las obras de Vuestra Alteza en esta provincia porque según declaró el bastimento necesita ciertos reparos "en la casa y escalera del pan". 
Por ello ordenó que se informasen al respecto los pertinentes maestros y que le remitieran el resultado para enviárselo a Su Alteza y al Consejero de Ordenes que a su vista mandarían hacer lo que consideraran procedente, dichos maestros fueron Lorenzo Gutiérrez y Alonso Sánchez Barrero vecinos de la villa "albanyres e oficiales" quienes entre otros aspectos(maderas, cabríos, ladrillos, ripios, cal, clavos, mano de obra........ necesarios que costarían 3.935 maravedis) apuntaron también los reparos que necesitaba "la escalera que sube a la dicha cámara del pan" "primeramente se ha de comenzar el escalera para que de  vuelta porque no sea trabajosa como otras para subir de las bestias, con el se ha de comenzar desde el esquina de del adarve  de la casa de la encomienda hasta el esquina cabeza de la dicha escalera  esta vuelta de ser de alto al cabo de cinco palmos y así ha de y subiendo y a de llevar de ancho pies, de manera que se ha de hacer que este lo demás para subir de las bestias que se puedan, y de allí ha de ir sacado por orden hasta la puerta de arriba.  Hace de solar de ladrillo de esquina y con sus trocos que va de tres en tres pies".
 "Hanse de deshazer los pretiles que estan fechos y mal rreparados y tornallosa hazer de su manpuesto y de piedra, cal y ladrillo de manera que queden muy bien fechos y lo alto dello que quede rredondo. A de yr el pretil de vn cabo e de otro toda la escalera. Han de llevar esttos pretiles tres palmos de alto y ladrillo y medyo de ancho". (Castellano antiguo)
El edificio además, necesita constantes reparos lo que viene a indicar que debía de estar hecho desde un tiempo atrás.
Pasemos a plantear cuándo se pudo construir, dado que hay cierta confusión al respecto. De hecho algunas fuentes datan La Almona en 1307, al  parecer por una inscripción que se conserva en el edificio. Otras publicaciones la relacionan directamente con Lorenzo Suárez de Figueroa personaje incompatible con dicha cronología, pues su maestrazgo tuvo lugar entre 1387 y 1409.
A la derecha del arco apuntado que da acceso a la planta alta, bajo el porche, se encuentra en efecto una pequeña lápida con una inscripción de difícil lectura que hemos transcrito gracias a la inestable ayuda la Dra. Elena E. Rodríguez Díaz.
La inscripción, si es correcta la transcripción, nos informa de que "esta casa" fue acabada en 1336 (restados los correspondientes 38 años a la fecha escrita, pues responde a la era hispánica) y mandada hacer por Don Vasco Rodríguez Coronado, maestre de la orden entre 1327  1338. Un tal Alfonso, cuyo apellido desconocemos pudo quizás ser el autor de la interesante inscripción o, más bien, quien la mandó hacer dado que entre 1338 y 1342 consta como maestre de los santiaguistas don Alfonso Meléndez de Guzmán. Creemos que es poco probable que en una inscripción de este tipo aparezca el maestro que efectúo el edificio. 
A pesar de ello, también dejo huella el maestre Lorenzo Suárez de   Figueroa, por las impostas del arco de la misma puerta superior unas formas esculpidas en la piedra, muy desgastadas y parcialmente ocultas por antiguos encalados, que quizás podrían ser hojas de higueras seña heráldica que el referido maestre fue colocando por otras de las edificaciones que impulso, caso de la magnífica torre del castillo de Estepa o de la iglesia del monasterio de Santiago de la Espada de Sevilla, concebida como su propia capilla funeraria.
La encomienda se mantuvo hasta el siglo XIX, no obstante conviene apuntar una peculiaridad de la misma que ha sido destacada por M. Maldonado Fernández y que afecta al dicho edificio. En 1540 Carlos V  vendió la mitad de los derechos de la encomienda y todas las rentas de la mesa maestral poseída en Guadalcanal al Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla, aunque sin llegar a separar a aquella de la orden. Pues bien en dicha venta, como consta en diversos monumentos generados por la misma (tasación, toma de posesión o testimonio notarial impreso en 1612 sobre títulos de propiedad del hospital en Guadalcanal) el hospital se quedó con la mitad de los diezmos,  la escribanía pública, de la renta del jabón, la mitad de la casa y lagares y vigas de pisar uvas, que estaban en la calle San Bartolomé y con el bastimento de pan y vino con sus tinajas del que se vuelve a especificar que estaba en la plaza pública.
El edificio pasó así a manos del hospital, en las que seguía en el 1715. 
Del 30 de Enero de dicho año data un edicto por el que sus administradores sacaron a subasta el arrendamiento de las rentas de Guadalcanal en el que consta la propiedad "de las casas donde se solía encerrar el vino perteneciente a la mesa maestral y la casa donde se solía encerrar el diezmo del pan, que es sobre dicha casa en la plaza pública". Así que fue el hospital el encargado de su mantenimiento  y gestión, posiblemente hasta la desamortización. En las cuentas de 1745, por ejemplo consta el pago de unas obras hechas en la "Almona", fue el albañil Juan Álvarez el encargado de componer tejados y graneros del Hospital de la Sangre cuyo recibo de 24 reales aparece fechado el 3 de Agosto de 1736.
Almona según la Real Academia Española, puede significar "casa, fabrica o almacén público" y también en Andalucía jabonería. Tampoco se descarta que quizás el edificio o parte de él se pudo utilizar como tal jabonería en algún momento  en cuenta lo máxime teniendo en cuenta lo ya dicho sobre las rentas con las que se quedó el Hospital de las Cinco Llagas tras la compra de parte de los beneficios de la encomienda.
Hoy día, La Almona pertenece a diversos propietarios, la mitad izquierda del edificio, mirando su puerta de frente, está en un penoso estado de ruina. La parte de la derecha de la fábrica en planta baja un bar bien acondicionado, mientras que el piso superior sirve de almacén.

El acondicionamiento de parte del inmueble para negocio ha sido una buena opción pues permite contemplar casi completa esa media nave baja, de sugerente estética.
GRUPO  DE  RECUPERACIÓN PATRIMONIO DE   GUADALCANAL                                     
Noviembre 2017

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