Primera parte
La trashumancia de los sorianos por las tierras de Guadalcanal y pueblos
limítrofes de la baja Extremadura. (Al igual que la nuestra con los ganados por
los campos de la campiña Sevillana.)
Comenzamos esta historia como homenaje a
los pastores de nuestro pueblo lo mismo que a los pastores sorianos ya que
transitaban las cañadas reales de nuestra localidad y vías pecuarias, desde
siempre entre ellas la cañada de Sayales, esta nace desde naciente a poniente,
comienza en Cartagenera y llega hasta Portugal, al igual que la de
las Merinas de Este a Oeste grandes cañadas olvidadas por el paso del tiempo a
pesar de que ellas tienen su historia como por ejemplo una de ella que es la
llamada Senda y está en nuestro pueblo para que sepamos situarnos mejor sobre
ella, tiene una historia peculiar ya que contaban las crónicas de las épocas y
como siempre nuestros abuelos fue trazada por un preso que estaba condenado a
muerte, lo único que le pidió a la justicia fue que si él trazaba una cañada
llamada de Sayales que atravesase España de un lado a otro sin subir
cuesta le quitasen la pena y verdaderamente lo consiguió solo se le
conoce la cuesta de la subida al pueblo de Constantina.
Este
presidiario no fue ingenuo ya que ese camino estaba trazado por otras
civilizaciones anteriores como las Romanas. Continuemos escuchando
las leyendas que en realidad es la vida misma de esos personajes que bajan de
sus tierras en los meses del duro invierno como era y es en Soria, nada más
comenzar los primeros fríos cogían sus rebaños para pasar el invierno en
tierras del sur de la Península más cálidas, a pesar de todo pastaban entre las
que estaban las nuestras, de ese modo nos trasmitieron costumbres y formas
arquitectónicas como las “torrucas de
piedra” de nuestro pueblo ya sé que esto os sonará a chino, (palabras de hoy en día famosa), pero es
una riqueza que no sabemos apreciar ya que solo la tenemos en nuestra
localidad, y son esas casitas echas de piedra que mayormente están en los
minifundios, bueno en las parcelas que son pequeñas de extensión pertenecientes
a las personas menos pudientes, como las que tenemos en la sierra del Viento, o
las de la cuesta de la Orca, con diferentes tamaños, desde cavidad para una persona hasta varias, son curiosas
por dentro ya que algunas de ellas tienen hasta para poner sus cantaros con el
agua y sus chimeneas para poder hacer fuego en su interior, la utilizaron los
que en su día sembraban los cereales para sus ganados y de ese modo poderse
refugiar del mal tiempo, también les daban más uso como cuando estaban los
viñedos sembrados para poderlos controlar y cultivarlos , o como no en algunos
olivares como en la bajada de la cuesta de la Enana.
Al igual las tenemos en otros lugares los
cuales no se nombran por no hacer más extenso este texto todo eso fue
consecuencia mediante la trashumancia en
la parte de Extremadura y la parte de Castilla, incluida Soria solo tienen las
paredes hasta media altura de piedra luego el tejado lo tienen de paja un
estilo más parecido a los poblados de los Celtas, Iberos o Romanos por eso la
importancia de las nuestras ya que son todas enteras de piedra, ¡¡bastante curiosas!!, todo el mundo que pueda
contemplarla que lo haga para poder ver bien como trabajan la piedra en esas
fechas y además sin cemento solo el cemento de golondrina (hay dejo esa palabra, la cual tiene su significado nuestros mayores
saben a lo que nos referimos), asís es, no solo eso quedó de ellos,
hablamos en pasado por el hecho de que ya no vienen como en antaño venían por
los caminos de Dios, pero porque no poner refranes como las noches de invierno
que pasarían con sus ganados como decía el gallego y de este modo darle un
saludo a ese pueblo tan entrañable como es Galicia, pues cuando al pastor se le
presentaba una noche de agua, nieve o viento mientras más mala era la noche se
acostaba junto a sus ovejas y se ponía con los brazos y las manos saliendo
por los malleros de la red y decía ”sopla
gallegiño sopla que yo estoy a buen recaudo”, al pobre lo único que lo
amparaba de la mala noche eran las cuerdas de la red de las ovejas.
Lamentablemente el progreso ha
podido con todo, los animales se mueven en camiones o no salen de sus fincas
por el hecho de que la comida está asegurada, pues llega un camión
cargado con lo que necesiten y sobra, ya solo nos queda la parte simbólica de
cuando pasan por la calle de Madrid como es la Castellana para reivindicar que
en sus tiempos fue una cañada real y que la civilización se ha apoderado de sus
caminos y solo los vemos en los documentales de la televisión.
Continuemos con esos personajes y sus
rebaños con las mantas por encima aguantando las inclemencias del tiempo,
lloviese o nevase, les daba lo mismo lo
que importaba era que el ganado pudiese comer hierba y no nieve, a medida que
bajan de la latitud de su zona se
encontraban más “agosteo” a pesar de
que por estos lugares también pasaban lo suyo hasta llegar a su destino, pero
era su vida, la cosa es que en las cañadas reales no podían parar más de 24
horas, la ley se lo impedía al igual que hoy en día a pesar de que ya no se
transitan, ya que como su nombre indica cañada real era solo de paso, hasta el
punto siguiente, durante el día transitaban las ovejas, cabras o vacas, lo que
fuese comiendo hasta el abrevadero, que estaba situado a la hora del medio día,
de esa manera los pastores aprovechaban para comer sus viandas de esa parte
como era y es el tocino ahumado, el chorizo, el morcón…, vamos, lo habitual de
la época y descansar un rato, lo que se le llamaba “el reteso del medio día”, y
seguidamente continuar hasta el punto siguiente para pasar la noche, siempre
delante estaban los de apoyo que eran los que preparaban las comidas o cenas,
para cuando llegasen al lugar y tener la red puesta y poder dormir a pesar
de todo también cocinaban.
Todo estaba estipulado en el trayecto de
cada día, o no olvidemos otras viandas, las migas tan típicas de esas fechas
con el frÍo y siempre llevaban algunas cabras para poderlas ordeñar y sacar
algo de leche y poder beber algo caliente.
Continuamos con nuestra historia, hasta la
mañana siguiente que antes de ser de día el ranchero preparaba el desayuno para
sus compañeros y salir él delante hasta que llegase la hora del “reteso”, todos los días eran lo mismo
para los de apoyo, al contrario que para los que iban con el ganado, siempre
tenían algunos percances con sus ganados, como la oveja que le pare a pesar de
que las que venían eran “jorras”,
bonita o cruda palabra para el que no la entienda para el que lea esto, pero el
pastor si sabe el significado, es que esa no pare hasta que no tenga la
simiente del carnero, en ese momento corre la fecha del parto ya que la oveja
tiene una gestación de 5 meses.
La simiente se echaba cuando los mayorales
creían conveniente, pero a pesar de todo el cuidado que se tenía siempre se
escapa alguna y es más lista y le cogía la vez al pastor por ese
motivo la vista de este le fallaba al seleccionarla la
que se quedaba y la que se iba para hacer el camino, cuando le paria
en el camino tenía que ir con el borrego a cuesta hasta que llegase al punto de
parada y preparar “un abrisco” para
meter la oveja parida, lo hacían con retazos de lo primero que
pudiesen coger como trozos de retama, construían como forma de un
pequeño chozo para esa ocasión y de ese modo poder darle leche a su cría, otras
veces que si se le volvían en el camino por el de que estaban “extrema”, otra palabra de pastor el
significado “que hace pocos días”,
entonces comienza el “reteso” de la
oveja ya que se le tiene que quitar la leche algunos días alternos para que no
le salga ubrero o mamitis ya que algunas
de ella suelen perder el lado de alguna teta, de ahí otra frase “teta coja una le produce leche” y la
otra parte, no fue a consecuencia de la enfermedad que al quitarle el
borrego por ese motivo es de que se quieran volver las ovejas, o que
se espantan de alguna cosa, pues a pesar de todo se espantan muy a menudo o con
la querencia del borrego ya que recuerdan donde le ha dado de mamar la
noche antes y su intención es de volver al desconocer que lo llevan delante los
compañeros de apoyo subido en los burros, o de lo más insignificante que
pensemos.
Grupo recuperación de patrimonio de Guadalcanal
Mayo 2018