jueves, 4 de octubre de 2018

La educación en los años 60


¡Así estarían las arcas municipales en el 1961!
         A mediados del siglo pasado, la educación en este pueblo estaba al alcance de muy pocas personas y  además no existía un Instituto para cursar el Bachillerato. Los llamados entonces “señoritos” y las familias acomodadas, enviaban a sus hijos a estudiar fuera, lo cual suponía un coste muy elevado, que sólo ellos  podían soportar.
     La mayor parte de la población, dependía del campo y no siempre era fácil conseguir un jornal diario. Los trabajadores esperaban, cada mañana en la puerta de la Plaza de Abastos, por si  tenían suerte de ser contratados para ese día.
      Esta economía de supervivencia, apenas alcazaba para no pasar hambre, pero imposible para  estudios superiores.
      Dicho esto, voy a resaltar la gran aportación que ofrecieron dos maestros nacionales: D. Enrique Corona y D. Juan Bonilla. Entre ambos crearon una Academia Privada para impartir Bachiller, después de su horario escolar. También propusieron, de acuerdo con los demás maestros y con el Ayuntamiento, conceder cinco becas, tras un examen selectivo, entre los alumnos que eligieron como más aventajados.
      Las becas eran compartidas entre el Ayuntamiento y la Academia. Por tanto, de la mensualidad de 300 pts, la mitad era lo que debía aportar el Ayuntamiento.
        Terminado el curso, los exámenes se realizan en Sevilla y todos los becados superaron el examen de Ingreso a Bachiller, que era obligatorio en esa época.
      Los inicios de esta nueva institución fueron en una casa alquilada en los Mesones. Cuando más tarde se amplió por el aumento del alumnado, se instaló en la calle López de Ayala, en el lugar que ocupaban anteriormente los maestros D. Francisco Oliva y Dª Hermo. Como anécdota de este colegio, les comento: el patio era compartido para el recreo, pero con horarios diferentes. En este sentido, la Academia también supuso un cambio singular, por ser mixta. En las Escuelas Públicas, niños y niñas estaban separados y  tenían maestros y  maestras respectivamente. A propósito de Dª Hermo, comentar que fue una gran MAESTRA, a la que nunca se le ha hecho un homenaje cómo hubiese merecido.
     
Cuando va a dar comienzo el primer curso de bachiller en la Academia, el Ayuntamiento informa que no puede aportar la parte acordada. Cincuenta años después, me informó uno de los fundadores de la Academia, que el Ayuntamiento nunca les pagó ni siquiera lo de ese curso de ingreso. ¡!! Así estarían las arcas municipales en el 1961 ¡!!. Los maestros siguieron adelante con la palabra dada, por tanto los padres solo tendrían que abonar 150 pts mensuales. Esta cantidad, no obstante, era demasiado sacrificio para algunas familias y varios becados tuvieron que abandonar.


Magdalena Blanco Pérez 
Sevilla 2018



GRUPO DE RECUPERACIÓN POR EL PATRIMONIO DE GUADALCANAL

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